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Marrakech en cinco días: excursiones, tours y visitas para disfrutar de la ciudad

Pocas ciudades existen en el mundo con la oferta de Marrakech para sus visitantes. En la ciudad roja puedes perderte comprando en sus zocos, recorrer sus espléndidos monumentos o pasar la noche en el desierto.

Joaquín Montaño

Joaquín Montaño

Lectura de 13 minutos

Marrakech en cinco días: excursiones, tours y visitas para disfrutar de la ciudad

Desierto durante la noche | ©Walid Ahmad

Si vas a estar 5 días en Marrakech y quieres conocer qué ver y qué hacer en Marrakech, el recorrido que he preparado te va a servir para llegar con buena parte de los deberes hechos. Con una estancia de esa duración vas a poder ver con tranquilidad todos sus atractivos, incluidos los que ofrecen sus desiertos cercanos.

Marrakech, con más de millón y medio de habitantes, forma parte de las Ciudades Imperiales de Marruecos junto a Fez, Mequinez y Rabat. Pasear por ella ofrece una experiencia embriagadora para los visitantes, que deben aprender a disfrutar de perderse por el laberinto de calles que forman su Medina para ver sus mezquitas y zocos, visitar el desierto y vivir de cerca todo el ambiente de la plaza Jamaa el Fna.

Día 1: Primeros pasos por la ciudad para conocer Jamaa el Fna y sus jardines

Djemaa El Fna | ©F Mira
Djemaa El Fna | ©F Mira

Llegar a Marrakech supone para muchos viajeros un choque cultural considerable. Muchos de ellos se siente perdidos entre las aglomeraciones de su medina y sienten algo de inquietud ante la forma de vender de algunos comerciantes.

Nunca está de más consultar algunos consejos de seguridad en tu viaje por Marrakech antes de comenzar el recorrido para poder afrontarlo con más tranquilidad.

Otra de las opciones más utilizadas por los viajeros para conocer a fondo la ciudad es contratar la primera visita por la misma con un tour guiado.

Esta primera jornada, en cualquier caso, va a ser bastante tranquila, ya que así podremos afrontar la excursión del siguiente día con más fuerza.

El día en Jamaa El Fna

No hay mejor lugar para comenzar el viaje a Marrakech que su lugar más icónico: la plaza Jamaa El Fna. Para poder contemplarla en todo su esplendor, el lugar debe visitarse tanto por la mañana como por la tarde-noche, ya que el ambiente cambia de manera notable.

En estas primeras horas del día, la plaza es un gran “centro comercial” descubierto. En ella vas a encontrar puestos que venden todo tipo de productos mezclados con tatuadores de henna, vendedores de té y de zumos de fruta o encantadores de serpientes.

Este primer vistazo a la plaza exige recorrerla con pausa, sin sentirse agobiado por la gran afluencia de gente y por las incontables llamadas de los vendedores que intentar atraer la atención de los posibles clientes. Un consejo para viajar a Marruecos es abrir la mente y no sentirse intimidado por esa insistencia.

Un alto en la mezquita Koutoubia

El islam marca gran parte de la cultura de Marruecos, por lo que no es extraña la proliferación de mezquitas que hay en ciudades como Marrakech. La de Koutoubia, cuyo nombre significa “de los libros” es la más importante de la ciudad y puede considerarse como el corazón de la misma.

El interior de la mezquita no puede ser visitado por los no musulmanes, pero ya solo su exterior vale la pena. El templo no solo es importante por su aspecto espiritual, sino también por tratarse de uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de este tipo de edificios. Así, pueden contemplarse sus ventanas, los azulejos decorativos y los característicos arcos.

Por otra parte, la imagen más conocida de la mezquita es la de su minarete, el punto más alto de la ciudad con unos 70 metros. Con una aspecto que recuerda a la Giralda de Sevilla, este minarete data del siglo XII y aún se utiliza para llamar a la oración cinco veces al día.

Visita el Museo Dar Si Said

Marrakech es bastante más que Jamaa El Fna y su cercano desierto, ya que sus calles esconden grandes rincones llenos de arte.

El Museo Dar Si Said es un buen ejemplo de esto, ya que contiene una interesante colección de alfombras, muebles, textiles y otros objetos provenientes de la cultura bereber.

Desafortunadamente, la información dentro del museo es algo deficiente, por lo que si estás muy interesado en el tema es imprescindible contar con un guía.

La zona es también muy interesante si ya estás buscando un sitio para comer algo. La oferta de restaurantes es muy amplia, pero si quieres probar la mejor comida marroquí te aconsejo lugares como el Bazaar Cafe o el Cafe Clock.

Jardines Majorelle

En los Jardines Majorelle | ©Jean-Pierre Dalbéra
En los Jardines Majorelle | ©Jean-Pierre Dalbéra

Uno de los signos de identidad de Marrakech es, sin duda, el caos y el ruido. Sin embargo, existen algunas zonas que son un remanso de paz y de tranquilidad.

Uno de ellos son los Jardines Majorelle, un espacio de 9 000 metros cuadrados rodeado de muros rojos y lleno de palmeras, plantas, cactus y estanques.

Su nombre proviene de un pintor francés, Jacques Majorelle, quien compró en 1922 una finca de palmeras para crear su sueño. Para empezar, encargó la construcción de un chalet que rodeó del jardín que hoy se conoce. Te recomiendo también que pasees por todo el conjunto para poder contemplar el color azul intenso inventado expresamente por el pintor para darle un toque definitivo a su creación.

Atardecer en una terraza

Para pasar las últimas horas de la tarde y antes de cenar, la mejor actividad que se puede hacer en Marrakech es elegir una terraza cercana a Jamaa el Fna para disfrutar del atardecer . Realmente, la gran cantidad de cafeterías te va a permitir tener un sitio estupendo para contemplar también cómo la plaza cambia de piel con la llegada de la noche.

Entre los locales más populares se encuentran L'Adresse Jemaa Al Fna, La Pergola Jazz Bar (donde venden cerveza) o Le Salama.

Cena en Jamaa el Fna

Aunque puedes cenar en alguna de las terrazas mencionadas, para finalizar esta primera jornada de introducción a Marrakech lo más clásico es atreverse con los puestos que se instalan en Jamaa el Fna.

Con la puesta del Sol, los vendedores comienzan a ser sustituidos por mesas y sillas en las que sirven diversos platos de comida marroquí. Atrévete a deambular entre estos puestos y elegir uno para cenar algo.

La escena de la plaza nocturna se completa con los artistas callejeros, desde tragafuegos a malabaristas, sin olvidar los siempre presentes cuentacuentos.

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Día 2 : Excursión de 2 días al desierto de Zagora

Acampando en Zagora | ©ismail el youssefi
Acampando en Zagora | ©ismail el youssefi

Marrakech es una estupenda base para realizar un gran número de excursiones organizadas. Algunas te van a permitir conocer el desierto de Marrakech o la cordillera del Atlas, mientras que otras te llevarán a localidades tan impresionantes como Essaouira.

Para este tercer día te propongo viajar al desierto de Zagora, visitar Ait Ben Haddou y Ouarzazate y hacer noche en un campamento bereber en el desierto de Marrakech.

Ait Ben Haddou

A las puertas del desierto espera en espectacular ksar de Ait Ben Haddou en el que parece que se ha detenido el tiempo.

Un ksar es un tipo de localidad fortificada que los bereberes construían en el desierto, especialmente sobre los riscos. En su interior se encuentran varias kasbahs que pueden visitarse recorriendo las calles del pueblo.

No te sorprendas si reconoces su silueta, ya que este lugar ha sido escenario de numerosas películas (La Momia, Gladiator o Lawrence de Arabia, entre otras) y de series de televisión como Juego de Tronos.

Juego de Tronos

Ouarzazate y Kasbah Taourirt

El nombre de la ciudad proviene de una expresión árabe que significa “sin ruido” y nos da una buena idea de cómo era la vida en mitad del desierto. A diferencia Ait Ben Haddou, Ouarzazate
suele recibir menos turistas, lo que le ha permitido mantener un ambiente más auténtico.

Partiendo de la plaza Al Mouahidine, llena de cafeterías, restaurantes y tiendas, es fácil recorrer el centro de esta ciudad, ya que es bastante pequeño. Si se tiene tiempo no puede faltar una visita a su mercado.

Dentro de Ouarzazate se encuentra la Kasbah Taourirt, un laberinto de habitaciones de distintos tamaños y, algunas de ellas, decoradas con hermosos techos de madera.

Ouarzazate también ha llamado la atención de los productores de Hollywood e, incluso, hay varios estudios de cine en ella, como el Atlas Studios. Normalmente, las excursiones incluyen una visita a este último para ver algunos ejemplos de películas que allí se rodaron.

Zagora y alojamiento en el campamento bereber

Desde Ouarzazate se suele realizar un paseo en camello para llegar al campamento en el que se pasa la noche. El recorrido de este paseo se realiza por el desierto de Zagora, bastante más rocoso y árido que el otro gran desierto de Marrakech, Merzouga.

Ya en el campamento se celebra una cena tradicional bereber después de contemplar el anochecer. Mi consejo es que os levantéis temprano para ver también el amanecer en el desierto antes de disfrutar del desayuno y emprendáis el camino de vuelta a Marrakech.

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Día 3: Vuelta a Marrakech y tarde de relax

Plaza de Gueliz Marrakech | ©*SHERWOOD*
Plaza de Gueliz Marrakech | ©*SHERWOOD*

El tercer día de viaje comienza con el desayuno en el campamento bereber y el regreso a Marrakech. Normalmente, no se llega muy tarde a la ciudad, pero mi consejo es que descanséis unas horas antes de volver a poneros en marcha.

Para que este día sea relajado os propongo recorrer la ciudad moderna. Si habéis llegado a tiempo, podéis comer en las calles de Gueliz. Para terminar el día, nada mejor que disfrutar de un baño tradicional y regresar a Jamaa el Fna para cenar.

Conoce otra cara de Marrakech: la ciudad moderna de Gueliz

Cuando los franceses se hicieron cargo del protectorado de Marruecos llevaron con ellos la idea de modernizar parte de las infraestructuras a imagen y semejanza de las ciudades europeas. En Marrakech levantaron el barrio de Gueliz para tratar de lograr ese objetivo.

La avenida de Mohammed V, que une la medina con esta zona moderna, es la calle con más ambiente que vas a encontrar en el barrio. Aquí se encuentran algunos de los mejores restaurante de Marrakech (tanto occidentales como de comida local) y tiendas de todas las cadenas que puedas imaginar.

Si, por cuestiones de tiempo, no habéis podido comer aquí, sí os aconsejo que entréis en la Patisserie Amandine para degustar algunos dulces marroquíes.

Relájate en un hammam

Cualquiera que haya viajado a un país árabe sabe que una de las visitas obligadas es a un hammam y Marruecos no es una excepción. En Marrakech puedes elegir entre varios de estos baños tradicionales.

El baño tradicional comienza con la aplicación de vapor, al estilo sauna, para limpiar el cuerpo y relajar la mente. Dependiendo del hammam, el tratamiento continúa con exfoliaciones, envolturas y masaje con aceite de argán.

Día 4: Medina y zocos

Recorriendo un Zoco de la Medina | ©Omar Bárcena
Recorriendo un Zoco de la Medina | ©Omar Bárcena

Después de tres días, lo más probable es que ya te hayas hecho al ritmo de la ciudad, al modo de vida y a la manera de moverse por ella. En caso contrario, recuerda que un tour organizado te va a librar de toda preocupación a la hora de visitar lo dos siguientes destinos: la Medina de Marrakech a fondo y los zocos.

Tumbas saadíes pasando por Bab Agnaou

Uno de los puntos incluidos en todos los tour organizados y que, aunque vayas por libre, no puedes perderte son las Tumbas Saadíes. Curiosamente, este lugar estuvo olvidado hasta 1917, cuando fue redescubierto y abierto a las visitas.

Para entrar en el recinto te recomiendo que busques Bab Agnaou, una hermosa puerta que atraviesa la muralla y permite entrar en la medina. Enfrente encontrarás la gran mezquita de la kasbah y, justo al lado, un pasaje estrecho que lleva a un jardín cerrado en el que se encuentran las tumbas.

Ya en el jardín puedes ver más de 100 tumbas decoradas con mosaicos que pertenecen a personajes secundarios. El mausoleo principal, en el que se encuentra enterrado el sultán Al Mansur, cuenta con 3 salas, entre las que destaca la de las Doce Columnas.

Los restos del Palacio El Badi

El sultán Al Mansur, el mismo enterrado en las Tumbas saadíes, fue el responsable de la construcción de este palacio a finales del siglo XVI.

En su momento, el Palacio El Badi fue uno de los más impresionantes de todo el planeta y, según las crónicas, contaba con 360 habitaciones decoradas con oro, cristal y turquesas. Además, estaba rodeado de unos suntuosos jardines.

Desafortunadamente, hoy en día queda poco de esa majestuosidad. Sin embargo, los restos que aún se pueden ver siguen siendo una visita obligada en Marrakech, sobre todo sus jardines. Además, desde las murallas se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad.

Madraza de Ben Youssef

En el Medersa Ben Youssef | ©Lundeux
En el Medersa Ben Youssef | ©Lundeux

El recorrido sigue por la medina hasta alcanza la Medersa (o Madraza) Ben Youssef. Por el camino no debes perderte la Place des Ferblantiers, además de muchos rincones interesantes que van a ir apareciendo a tu paso.

Una medersa es, en el mundo musulmán, un tipo de colegio religioso especializado en el estudio del Islam. La de Ben Youssef fue construida para los estudiantes que asistían a la mezquita cercana del mismo nombre. En su momento, finales del siglo XVI, llegó a contar con una capacidad para 900 alumnos gracias a sus 130 celdas.

Hoy en día, destaca mucho su patio interior e impresiona el aspecto austero de las celdas de los estudiantes. Todo el complejo está estructurado alrededor de un bello patio con una alberca central. Te recomiendo también que intentes ver la decoración de la sala de rezos, compuesta por motivos de piñas y palmeras.

Para para comer algo en la zona

La comida marroquí, aunque normalmente la reduzcamos a unos pocos platos, es realmente bastante diversa. Lo mejor para conocerla es tener tiempo para realizar uno de los tours dedicados especialmente a este tema, pero si no se puede solo hay que atreverse a probar recetas diferentes.

Para comer en este día te recomiendo varios locales, todos bastante cercanos a la madraza que acabas de visitar: el Kafe Merstan, el Naima Couscous o el Bigua Cafe.

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Tarde en el zoco

El resto de la jornada, hasta que empiecen a recoger las tiendas, va a suponer para muchos una auténtica experiencia vita: recorrer el zoco de Marrakech. En sus callejuelas vas a tener que competir con el resto de los compradores, con los vendedores y con los propios puestos de productos para poder caminar.

Además, de vez en cuando tendrás que apartarte ante la llegada de una moto o de un carro tirado con un burro, los dos únicos medios de transporta la mercancía por la zona.

El zoco de Marrakech está dividido en varias secciones dependiendo del tipo de producto. En ellas vas a encontrar todo lo que se te ocurra, desde telas hasta cuero, pasando por especias, cestería, objetos de hojalata o alfombras.

Si lo haces por tu cuenta solo tienes que dejarte llevar por la corriente humana y buscar algo que te interese. Si no, siempre puedes contratar un tour específico para el zoco.

En cualquier caso, recuerda que la costumbre exige regatear con el vendedor
hasta alcanzar un precio de compra.

Para descansar de esta experiencia, que en ocasiones puede ser realmente agotadora, te recomiendo que hagas una parada en el llamado Jardín Secreto.

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Día 5: El Palmeral, picnic en un jardín y paseo por la Mellah

Atardecer en el Palmeral | ©Pablo S.O.
Atardecer en el Palmeral | ©Pablo S.O.

Normalmente, el recorrido del último día está delimitado por la hora de salida de tu vuelo. En este artículo sobre cómo llegar del aeropuerto a Marrakech tienes información si lo necesitas.

El itinerario de este día incluye una visita por la mañana a una de las zonas cercanas a Marrakech, el Palmeral, donde vas a poder relajarte un poco. Después, una comida diferente y un paseo por el antiguo barrio judío.

El Palmeral

Más de 100.000 palmeras, un gran número de plantaciones y otros tantos árboles frutales hacen de este espacio situado a unos 10 kilómetros de Marrakech un lugar en el que relajarse.

Existen varias maneras para llegar al Palmeral de Marrakech: en taxi (tras negociar un precio), en tour organizado o en calesa, uno de los medios de transporte más tradicionales de la ciudad.

Si has contratado un tour puede que incluya un paseo en quads o en camello, así como la visita a alguna aldea de la zona. En caso de haber ido por tu cuenta, te recomiendo sentarte en alguno de los numerosos locales que han abierto allí para tomar un delicioso té o un refresco.

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Picnic en los jardines de Menara

Al regresar del Palmeral te propongo que tu última comida sea algo diferente: un picnic en uno de los jardines más espectaculares de la ciudad, los de Menara.

Estos jardines, con sus estanques y olivos, son un destino muy frecuentado por los locales para sentarse a la sombra y comer algo, especialmente en verano en Marrakech cuando el calor aprieta.

Si te animas, solo tendrás que comprar algo de comida en alguna tienda y elegir un lugar cómodo en los jardines. Sin duda, será un plan que gustará a todos, sobre todo si viajas con niños a Marrakech.

Mellah, el barrio judío de Marrakech

Calle central de Mellah de Fez | ©Robert Prazeres
Calle central de Mellah de Fez | ©Robert Prazeres

El último paseo del viaje será por uno de sus barrios con más historia, el de Mellah. Su construcción se debe a los judíos españoles y portugueses que fueron expulsados de sus países en el siglo XVI. Al recabar en Marrakech, llevaron consigo sus costumbres y religión.

Hoy en día, esta comunidad se ha reducido mucho, pero el barrio aún conserva cierta cualidad distintiva frente al resto de la ciudad. Se trata también de una zona en la que se pueden realizar las últimas compras, ya que los precios son más baratos que en la medina y suele haber menos gente.

Entre todos los atractivos del barrio hay dos que no puedes perderte: la la sinagoga y el cementerio judío.

Cena final con espectáculo

Si tienes la inmensa suerte de que tu avión no salga hasta la mañana siguiente, la última cena en la ciudad puede hacerse en algún restaurante que incluya un espectáculo de danza del vientre.

Mi consejo es que preguntes en tu hotel o a alguno de tus guías qué restaurantes son los más adecuados, procurando huir de los más turísticos.