
Nueva Zelanda llega al Mundial de 2026 con su clásica mezcla de disciplina y espíritu colectivo. Los All Whites apuestan por solidez defensiva, balón parado y ataques directos. El objetivo es competir cada minuto y maximizar cada detalle.
Su historia mundialista incluye 1982 y un 2010 invicto en fase de grupos (tres empates), con figuras como Ryan Nelsen y Shane Smeltz. Ese legado de sacrificio y orden ha definido la identidad neozelandesa en la élite.
Para 2026, los expertos los ven como underdogs incómodos. Con Chris Wood, Liberato Cacace y Sarpreet Singh, combinan referencia ofensiva, recorrido por banda y creatividad. Si capitalizan las segundas jugadas y el balón parado, pueden sorprender a más de uno.