Qué ver y hacer en Marsella en 4 días

Marsella es una ciudad con una larga historia, multicultural y animada. Tiene mucho que ofrecer y en cuatro días puedes exprimirla a tope.

Sonsoles Jimenez

Sonsoles Jimenez

Lectura de 11 minutos

Qué ver y hacer en Marsella en 4 días

Palacio de Marsella | © Dayana Martínez

Marsella es mucho más que la segunda ciudad de Francia. Es historia, es arte y es gastronomía. Cuatro días en la ciudad te permitirán pasear tranquilamente por el Viejo Puerto, perderte por barrios tan singulares como Le Panier o admirar paisajes que cortan la respiración como son los de las Calanques.

Pero además, tendrás tiempo para visitar sus interesantes museos, degustar su deliciosa gastronomía y disfrutar de su animada vida nocturna. Hay un sinfín de cosas que ver y hacer en Marsella. Esta es mi propuesta para que no te pierdas ninguno de sus atractivos.

Día 1: el Viejo Puerto de Marsella, Le Canebière e isla de If

Puerto de Marsella | ©Jeanne Menjoulet
Puerto de Marsella | ©Jeanne Menjoulet

El primer día en Marsella, sí o sí, hay que dedicarlo al Viejo Puerto y su entorno. Este es el auténtico corazón de la ciudad.

Un corazón milenario, pero con una salud excelente, ya que sigue siendo núcleo de comunicaciones fundamental en el Mediterráneo. ¿La mejor forma de descubrirlo? Con alguno de los tours por Marsella.

Fuerte de San Juan

El recorrido de este primer día se inicia en uno de los extremos del Viejo Puerto. El Fuerte de San Juan fue el primer vigilante y protector de la entrada a la ciudad desde el mar. Un magnífico fortín cuyo origen se remonta al siglo XII, aunque de aquella época poco se conserva.

Pero si recomiendo comenzar la visita en este fortín no es solo por su antigüedad, también porque ha sido protagonista y testigo de grandes acontecimientos. Fue recinto defensivo, prisión durante la Revolución Francesa y polvorín durante la Segunda Guerra Mundial. Conocer su historia es conocer también la de la ciudad.

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El Viejo Puerto

Antes de empezar el recorrido por el Viejo Puerto de Marsella, una pequeña parada para contemplar la iglesia de Saint Laurent. Es de la misma época que el fuerte de Saint Jean y el único templo medieval que se conserva en la ciudad.

A partir de ahí solo tienes que caminar por la avenida que rodea el puerto. A un lado verás pequeños barcos de pesca y veleros. Al otro te irás encontrando construcciones como el antiguo Ayuntamiento, un edificio del siglo XVII. Pero lo realmente mágico es el ambiente siempre animado que se respira en él.

Un pequeño truco si quieres cruzar de una orilla a otra: no es necesario que des toda la vuelta al puerto, hay unos pequeños ferries que lo cruzan cada pocos minutos y que te evitarán caminar mucho. Es uno de los paseos en barco por Marsella más cortos, pero también más singulares.

Le Canebière

Justo a mitad del puerto nace la gran arteria de Marsella. Le Canebière es una avenida flanqueada por elegantes edificios. Se construyó en el siglo XVII y en ella podrás admirar algunos de los edificios más bonitos de Marsella, como el Grand Théâtre, la Ópera o el Hôtel Louvre et Paix. Fíjate en la fachada de este último, es realmente espectacular.

Por cierto, si eres aficionado a ir de compras, esta es una de las arterias comerciales de Marsella. Y si a estas alturas del día tienes hambre, encontrarás un sinfín de restaurantes en los que probar alguna delicia típica.

La mejor manera de disfrutar de la gastronomía tradicional es realizando alguno de los recorridos culinarios por Marsella. Pero si quieres probarla por tu cuenta, te recomiendo la bullabesa, que es una sopa de pescado; el poupeton, un suflé también de pescado; o el alioli, a base de bacalao y legumbres.

Isla y Castillo de If

Para la siguiente visita hay que volver al puerto y subir a un barco que te llevará a la isla de If. Está justo a la salida del puerto y seguro que has oído hablar alguna vez de ella. Aquí se alza un castillo que fue una aterradora prisión. Si has leído El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, puedes hacerte una idea de cómo era la vida de los prisioneros en ella.

Una curiosidad: los prisioneros de clases bajas estaban en celdas situadas en la planta baja que carecían de luz. Pero a solo un paso, los presos de la nobleza disfrutaban de celdas con ventana y chimenea. Por cierto, si te fijas, en algunos lugares aún se conservan inscripciones realizadas por los encarcelados.

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Teatro Nacional de Marsella y abadía de San Víctor

Teatro Nacional de Marsella | ©Fred Romero
Teatro Nacional de Marsella | ©Fred Romero

De vuelta al Viejo Puerto, aún quedan lugares por descubrir. Continuando la avenida que lo rodea, pasarás por delante del Museo del Jabón. Está en una fábrica de jabón histórica. En su interior conocerás cómo se elabora y podrás ver una singular colección de jabones.

Un poco más adelante verás el edificio que antiguamente albergaba el mercado mayorista de pescado. Hoy, su fachada de hierro y cristal esconde el Teatro Nacional de Marsella, más conocido como La Criée (la subasta).

No tendrás que caminar mucho para alcanzar la abadía de San Víctor. Es uno de los monumentos más antiguos de Marsella. Es inconfundible por sus recios muros y sus murallas, que le dan apariencia de castillo. Se dice que en él están enterrados los mártires de la ciudad, entre ellos San Víctor.

Fuerte San Nicolás

La visita de este primer día en Marsella acaba justo en el lado opuesto del puerto donde se inició. Situado frente al fuerte de San Juan, también tuvo un carácter defensivo, pero frente a los propios marselleses en tiempos de revueltas. Las vistas del puerto desde él son maravillosas.

Después, nada como relajarse y cenar en el mismo puerto. En él hay un buen número de establecimientos, como Le Bouchon Provençal, donde podrás probar comida tradicional de la zona, o como Une Table au Sud, con un menú algo más innovador. Pero si lo prefieres, también hay bistros y tabernas tradicionales en las que cenarás de lujo.

Día 2: Le Panier y Palais Longchamp

Palais Longchamp | ©Vicuna R
Palais Longchamp | ©Vicuna R

En el segundo día de visita a Marsella el puerto sigue siendo protagonista directo porque todavía hay mucho que ver en sus alrededores. Aunque la jornada terminará algo lejos de él.

Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo

La recomendación para iniciar el día es regresar al fuerte de San Juan, pero para visitar el Museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo, el MuCEM. Es un espacio didáctico realmente interesante, por lo que su visita es una de las mejores cosas que hacer en Marsella con niños.

El museo se construyó con motivo de la capitalidad cultural europea de la ciudad en 2013. En su interior se exhibe un fabuloso fondo arqueológico y acoge interesantes exposiciones, así como encuentros y eventos culturales. Es por ello uno de los mejores museos de Marsella. Por cierto, no te pierdas su terraza, las vistas de la ciudad son espectaculares.

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Catedral de Marsella

Su fabulosa silueta destaca como un faro en la zona baja de Marsella. Conocida como La Major es inconfundible por su arquitectura neobizantina, que nada tiene que ver con la de otras catedrales francesas. Del exterior seguro que te llaman la atención sus cúpulas, así como el mármol de Carrara y la piedra verde de Florencia en franjas horizontales.

Pero mi consejo es que no te quedes solo con esa imagen y accedas al templo. La altura de su nave central te cortará la respiración. Y quedan muchos tesoros por descubrir. Fíjate en su altar mayor de mármol y en los mosaicos, son espectaculares. Antes de salir, una curiosidad: fue el mismísimo Napoleón quien colocó la primera piedra de la catedral.

Le Panier y la Vieille Charité

Justo detrás de la catedral y del puerto se extiende un laberinto de callejuelas estrechas y escaleras flanqueadas por viejos edificios de estilo provenzal. Es Le Panier, el antiguo barrio de pescadores, espacio degradado hace unos años y hoy uno de los lugares más pintorescos y multiculturales de Marsella.

Mi consejo es que lo recorras sin prisas porque te va a sorprender. Es un barrio siempre animado, con un cierto toque hipster. En él descubrirás infinidad de tiendas de artesanos, galerías de arte, curiosos graffitis y un sinfín de bares y restaurantes donde reponer fuerzas probando gastronomía no solo marsellesa, sino de todo el mundo.

Y en su interior te espera uno de los monumentos imprescindibles de Marsella: la Vieille Charité. Este edificio del siglo XVI ofreció durante siglos ayuda a los más necesitados. Hoy es un espacio multicultural que alberga dos museos y que te recomiendo visitar si tienes tiempo.

Palacio y jardines de Longchamp

Para acabar el día, te aconsejo alejarte un poco del puerto. El Palacio de Longchamp es un precioso edificio de medio arco y aires barrocos. Su columnata, la fuente que nace de ella y su cascada dan forma a una de las imágenes más bonitas de Marsella.

El palacio alberga dos museos: el de Bellas Artes y el de Historia Natural. Puedes visitarlos, son realmente interesantes. O puedes pasear por los jardines que hay detrás del palacio y que son un verdadero oasis.

El Palacio de Longchamp tiene una curiosa historia. El motivo de su construcción fue celebrar el final de la construcción del canal de la Durance, que llevó agua potable al corazón de la ciudad. De ahí esa magnífica fuente que lo decora.

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Día 3: Notre-Dame de La Garde y la Corniche

Basílica de Notre-Dame de la Garde | ©Jorge Láscar
Basílica de Notre-Dame de la Garde | ©Jorge Láscar

En la tercera jornada en Marsella puedes alejarte un poco más del centro para descubrir algunos lugares realmente fascinantes, muchos de ellos con vistas al Mediterráneo. Para empezar el día, puedes subir a alguno de los autobuses turísticos de Marsella y llegar a los pies del que será punto de partida de la visita.

Notre-Dame de La Garde

Si quieres disfrutar de la mejor vista de Marsella, debes subir a la basílica de Notre-Dame de La Garde. Desde su explanada verás la ciudad y toda la bahía. No en vano, se construyó en el punto más alto de Marsella, a casi 150 metros sobre el nivel del mar.

Es una elegante y esbelta basílica, de arquitectura neobizantina, siguiendo el estilo de la catedral de la ciudad. Se construyó en el siglo XIX, aunque su origen es anterior, ya que se levanta sobre una capilla medieval. Y fíjate en la estatua de bronce de la Virgen que la corona, tiene nada menos que nueve metros de altura.

Ahora un consejo: si puedes, regresa al atardecer. Podrás contemplar dos espectáculos fantásticos. Por un lado, uno de los ocasos más bonitos sobre el Mediterráneo. Por otro, verás cómo el blanco y verde de la fachada van cambiando de tonalidad y cómo la escultura de la Virgen brilla como un faro.

La Corniche

Después de ver la panorámica desde la basílica, hay que bajar hasta el nivel del mar. La Corniche es un precioso paseo panorámico que discurre a lo largo de cinco kilómetros paralelo a la costa. ¿Piensas que será agotador? No te preocupes, aquí está el banco más largo del mundo, con nada menos que tres kilómetros de longitud.

Merece la pena recorrer la Corniche en cualquier época del año, pero es una de las mejores cosas que hacer en Marsella en verano. ¿La razón? Que puedes aprovechar para darte un chapuzón en alguna de sus playas.

Precisamente en una de esas playas, la de Les Catalans se encuentra el Museo Subacuático de Marsella. Si te gusta sumergirte en las profundidades y buscas cosas que hacer en agosto en Marsella, inclúyelo en tus planes. Las diez esculturas que se esconden a cinco metros bajo el agua son espectaculares.

Y una pequeña recomendación: no pases de largo Vallon des Auffes. Es un pequeño puerto pesquero que aún conserva su aire tradicional, con pequeñas barcas amarradas y casitas de pescadores pintadas en alegres colores. Es uno de los rincones con más encanto de Marsella.

Palacio del Faro

Para acabar la jornada, lo mejor es regresar al corazón de la ciudad y contemplar la panorámica desde el Palacio del Faro. Verás el Viejo Puerto, los fuertes de San Juan y San Nicolás, la catedral y la costa norte de Marsella.

Sin duda, es una de las mejores postales que podrás llevarte de Marsella. Y, si aún te quedan fuerzas, disfruta de la noche, el puerto es uno de los lugares de más ambiente de la ciudad. Muévete, sobre todo, por quai Rive Neuve o la Plaza aux Huiles, donde bares y discotecas se suceden.

Día 4: excursiones desde Marsella

Parque nacional de Las Calanques | ©travelmag.com
Parque nacional de Las Calanques | ©travelmag.com

Si vas a estar cuatro días en Marsella, puedes dejar el último para hacer alguna de las excursiones por la Provenza desde Marsella. Merecen la pena porque vas a descubrir lugares llenos de encanto.

Las Calanques

El Parque Nacional de las Calanques es uno de los tesoros naturales más singulares del sur de Francia y está muy cerca de Marsella. Es una franja litoral de 20 kilómetros en la que se esconden preciosas calas entre enormes paredes rocosas.

Algunos de los mejores tours en bicicleta de Marsella tienen como escenario este lugar. Pero también lo puedes recorrer caminando tranquilamente o incluso desde el mar, en un paseo en barco.

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Cassis y Aix-en-Provence

Las puedes visitar en un mismo día con un recorrido guiado, pero también puedes hacer la visita por separado. Lo cierto es que cada una de estas localidades es especial. Cassis por su sabor marinero, su encantador puerto y unas playas en las que podrás pasar unas horas de relax en los meses más cálidos.

es una pequeña localidad encantadora. Sus plazas, sus palacios, sus fuentes y sus mercados te enamorarán. Aquí se reúne todo el encanto de la Provenza porque rodeando la ciudad verás campos de lavanda y campos de viñedos.

Por cierto, esta Aix-en-Provence, además de capital histórica de la Provenza, es la ciudad donde nació Paul Cezànne. Si te gusta el arte, en ella descubrirás su huella en innumerables rincones.

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Aviñón

La ciudad papal no está lejos de Marsella. Aquí podrás visitar el mayor palacio de estilo gótico de Europa, ese puente inacabado que inspiró una conocida canción infantil y otros tesoros arquitectónicos como la catedral o las murallas.

La comunicación entre Marsella y Aviñón por tren es muy buena y puedes visitar la ciudad por tu cuenta, pero te recomiendo hacerlo con un tour guiado. ¿Por qué? Porque no solo descubrirás esta preciosa ciudad, las excursiones suelen incluir una parada en Chatenauneuf du Pape, donde podrás sumergirte en la tradición vinícola de la zona.

Luberon

El Parque Natural del Luberon es un espacio natural de enorme valor. Además, esconde algunos de los pueblos más bonitos de Francia. Pueblos que se encaraman a promontorios rocosos y que ofrecen unas vistas espectaculares. Recorrerlos te permitirá saborear la auténtica esencia provenzal.

Los recorridos guiados suelen hacer parada en tres de esos encantadores pueblos: Gordes, Loumarin y Roussillón. En ellos, te esperan mercados maravillosos donde podrás adquirir algunos productos típicos de la Provenza para llevarte a casa.

Otras excursiones desde Marsella

La lista de lugares que puedes visitar desde Marsella es enorme. Todo depende de tus gustos particulares. Una de las mejores cosas que hacer en junio en Marsella es visitar los campos de lavanda. Están en floración hasta mediados de julio.

Y, si te gustan el arte y la historia, te recomiendo visitar Arlés, donde podrás admirar un magnífico anfiteatro romano. Tanto en esta ciudad como en Saint-Remy vivió Vincent van Gogh y puedes disfrutar de los paisajes y lugares que le inspiraron.

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